viernes, 20 de abril de 2007

LOS SEIS MINUTOS MÁS BELLOS DE LA HISTORIA DEL CINE


Del libro de ensayos Profanaciones (Anagrama 2005) de Giorgio Agamben:

"Sancho Panza entra en un cine de una ciudad de provincias. Está buscando a don Quijote y lo encuentra sentado aparte, mirando a la pantalla. La sala está casi llena, y su galería superior –una especie de gallinero– se halla enteramente ocupada por niños alborotadores. Después de algunos intentos inútiles por reunirse con don Quijote, Sancho se sienta de mala gana en la platea, junto a una niña (¿Dulcinea?), que le ofrece una golosina. La proyección ha comenzado, es una película histórica, sobre la pantalla corren los caballeros armados, en un momento determinado aparece una mujer en peligro. De golpe don Quijote se pone en pie, desenvaina su espada, se precipita sobre la pantalla y sus mandobles empiezan a rajar la tela. En la pantalla siguen todavía la mujer y los caballeros, pero el agujero abierto por la espada de don Quijote crece cada vez más y devora implacablemente la imagen. Al final casi no queda nada de la pantalla, solamente el bastidor de madera que la sostenía. El público, indignado, abandona la sala; pero en el gallinero los niños no paran de animar frenéticamente a don Quijote. Sólo la niña de la platea lo mira con reprobación.

“¿Qué debemos hacer con nuestras imaginaciones? Armarlas, creérnoslas al punto de deber destruirlas, falsificarlas (éste es, quizás, el sentido del cine de Orson Welles). Pero cuando, al fin, éstas se revelan vacías, insatisfechas; cuando muestran la nada de la que están hechas, sólo entonces hay que pagar el precio de su verdad, comprender que Dulcinea –a la que hemos salvado– no puede amarnos."

GIORGIO AGAMBEN (Roma, 1942), filósofo y ensayista, es traductor al italiano de las obras de Walter Benjamin. En la actualidad es profesor de Estética en la Facultad de Diseño y Arte de la Universidad IUAV de Venecia y enseña filosofía en la European Graduate School de Saas Fee (Suiza). En los años sesenta frecuentó intensamente a Elsa Morante, Pier Paolo Pasolini (hizo la parte de Filippo en El Evangelio según Mateo) e Ingeborg Bachmann. Se doctoró en 1965 con una tesis sobre el pensamiento político de Simone Weil y en 1966 y 1968 participó en los últimos cursos impartidos por Martín Heidegger (los seminarios Le Thor, sobre Heráclito y Hegel). En los años setenta residió en París, enseñando como lector de Italiano en la Universidad de Haute-Bretagne, y estudió lingüistica y cultura medieval. Allí frecuentó, entre otros, a Pierre Klossowski e Italo Calvino.

Sus primeros trabajos investiga las relaciones entre filosofía, literatura y poesía, con títulos como El hombre sin contenido (1970, Áltera 1998), Estancias: la palabra y el fantasma en la cultura occidental (1977, Pre-Textos 1995); El lenguaje y la muerte (1982, Pre-Textos 2003) e Idea de la prosa (1985, Península 1989). A partir de 1985 su pensamiento se centra en cuestiones de ética y filosofía política con obras como La comunidad que viene (1990, Pre-Textos 1996) y Medios sin fin. Notas sobre la política (1996, Pre-Textos 2001). En la trilogía Homo Sacer (I. El poder soberano y la vida nuda, 1995, Pre-Textos 1998; II. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo 1998, Pre-Textos 2000; y III. Estado de excepción, 2003, Pre-Textos 2004) desarrolla el concepto de biopolítica, elaborando una teoría de la relación entre derecho y vida y una crítica del concepto de soberanía a través de una relectura de la Política aristotélica y del pensamiento de Michel Foucault, Hannah Arendt y Carl Schmitt. En esta reflexión también se enmarca Lo abierto. El hombre y el animal (2002, Pre-Textos 2005), donde se interroga sobre el umbral que produce lo humano. Entre sus obras destaca asimismo El tiempo que resta (2000, Trotta), un indagación sobre el tiempo mesiánico que confronta la Carta a los Romanos de Pablo con pensadores como Benjamin, Schmitt, Kafka o Scholem.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Preciosa secuencia, Monleón. Un lujo. Me había gustado imaginarla cuando la leí en el libro de Agamben, pero ahora no me ha decepcionado. Me acuerdo de "Los viajes de Sullivan" y "La rosa púrpura del Cairo".

sigfrid dijo...

Es la primera secuencia que cuelgo, y me encanta que haya sido la primera. Sin proponérmelo ha coincidido con el día del libro y el Premio Cervantes a Gamoneda. Esto del blog empieza a funcionar. Creo que después del verano lo tendré a pleno rendimiento. Gracias Jonás por meterme en la blogosfera.

sigfrid dijo...
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