El rodaje en Berlín de Valkyrie, un thriller dirigido por Bryan Singer sobre el atentado frustrado contra Hitler del 20 julio de 1944, ha desatado la indignación en los círculos militares, religiosos y políticos alemanes porque Tom Cruise, el actor encargado de interpretar al coronel Claus von Stauffenberg, uno de los organizadores del complot, milita en la Iglesia de la Cienciología, una entidad religiosa bajo sospecha en Alemania.
El conde von Stauffenberg está considerado un héroe nacional por el fallido atentado que le costó la vida, ahorcado tras un juicio sumarísimo, cuando sólo tenía sólo 36 años de edad. Entre los conservadores alemanes, la figura de este aristócrata católico del Sur de Alemania representa la continuidad de los valores prusianos frente al nazismo –como si éste no fuera la consecuencia de aquellos– y posibilita la rehabilitación histórica de un país estigmatizado por su entrega a los designios de su Führer.
En realidad la mayoría de los conjurados del 20 julio eran individuos que habían ocupado altos cargos en el Tercer Reich y oficiales descontentos por la marcha de la guerra. De hecho la Operación Walkiria había sido ideada en un principio por Heydrich, uno de los artífices de la Solución Final, y el mismísimo Himmler fue un potencial aliado de los conspiradores hasta que estos fracasaron.
Lo que les situó en la oposición no fue el exterminio de los judíos, sino el descontrolado afán belicista de Hitler, sobre todo tras la derrota de Stalingrado en diciembre de 1942, cuando el colapso del ejército alemán ya parecía inminente. Sus problemas de conciencia se reducían casi exclusivamente a la traición que cometían a sus juramentos militares, entre ellos el de su fidelidad al Führer.
Si hubiera prosperado el complot, su intención era negociar en plan de igualdad con los aliados, pidiendo el restablecimiento de las fronteras nacionales de 1914, con Lorena y Alsacia, la anexión de Austria y del País de los Sudetes e incluso la recuperación del Tirol meridional. Para el problema judío tenían una “solución permanente”, un Estado independiente en una zona colonial, en Canadá o Sudamérica, según se expone en los memorandos de Carl Goerdeler, el líder civil de la conspiración, citados por Hanna Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén.
Los alemanes ya tenían su película sobre von Stauffenberg, un producción de televisión dirigida por Jo Baier (Stauffenberg, 2004), aunque los títulos que abonaron la leyenda de una Wehrmacht desligada de los crímenes de Hitler se remontan a mediados de los años 50 del siglo pasado, coincidiendo con el ingresó de la República Federal de Alemania en la OTAN. La primera fue Almirante Canaris (1954), del antiguo director nazi Alfred Weidenmann, y la segunda Sucedió el 20 de julio (1955), dirigida por Pabst. En ambas los conjurados ya eran glorificados como heroicos patriotas.
Hasta los años 70 y 80, con Syberberg, Schlöndorf, Fassbinder y Reitz, el cine alemán no inició un auténtico examen de su pasado nazi, pero fue una modesta película de Michael Verhoeven, La rosa blanca (1982), la que con mayor veracidad reflejó la fragilidad y el aislamiento de la exigua oposición al Tercer Reich, mostrando la hostilidad de la población hacia unos estudiantes católicos de Munich que morirían decapitados en febrero de 1943 por repartir unas octavillas antinazis en las que calificaban a Hitler de “asesino de masas”.
El mismo Verhoeven dirigió años después, basándose en el libro autobiográfico de Anja Rosmus, La chica terrible (1990), una película menos convencional en la forma, deudora de Brecht, e igualmente honesta, donde una joven historiadora descubría cómo sus vecinos bávaros se habían fabricado un falso pasado antinazi al amparo de la nueva memoria de la posguerra. Shlomo Sand, en su gran libro El siglo XX en pantalla, ha destacado justamente el valor estas dos películas poco reconocidas.
Hanna Arendt reconoce que hubo individuos en todas las capas de la sociedad cuya capacidad de distinguir el bien del mal permaneció intacta, que se opusieron al régimen y jamás padecieron “crisis de conciencia”, aunque no se sabe cuántos fueron, ya que sus voces rara vez fueron oídas. En su citado libro sobre Eichmann previene ante la tentación de glorificar a los conspiradores del 20 de julio de 1944 trayendo a colación un fragmento de Diario de un desesperado de Friedrich P. Reck-Malleczewen, ejecutado en el campo de Dachau, que resume así:
“Habéis actuado un poquito tarde, caballeros. Vosotros fuisteis quienes hicisteis al archidestructor de Alemania, quienes le seguisteis, mientras todo parecía marchar sobre ruedas. Vosotros fuisteis ... quienes sin dudar prestasteis cuantos juramentos os pidieron y quedasteis reducidos al papel de despreciables aduladores de este criminal, sobre quien recae la responsabilidad de cientos de miles de seres humanos, de este criminal sobre quien gravitan las lamentaciones y las maldiciones del mundo entero. Ahora, le habéis traicionado... Ahora, que el fracaso ya no puede ocultarse, traicionáis la empresa en bancarrota, para tener una coartada que os proteja... Sois los mismos que traicionaron cuanto os impedía el acceso al poder”.
El conde von Stauffenberg está considerado un héroe nacional por el fallido atentado que le costó la vida, ahorcado tras un juicio sumarísimo, cuando sólo tenía sólo 36 años de edad. Entre los conservadores alemanes, la figura de este aristócrata católico del Sur de Alemania representa la continuidad de los valores prusianos frente al nazismo –como si éste no fuera la consecuencia de aquellos– y posibilita la rehabilitación histórica de un país estigmatizado por su entrega a los designios de su Führer.
En realidad la mayoría de los conjurados del 20 julio eran individuos que habían ocupado altos cargos en el Tercer Reich y oficiales descontentos por la marcha de la guerra. De hecho la Operación Walkiria había sido ideada en un principio por Heydrich, uno de los artífices de la Solución Final, y el mismísimo Himmler fue un potencial aliado de los conspiradores hasta que estos fracasaron.
Lo que les situó en la oposición no fue el exterminio de los judíos, sino el descontrolado afán belicista de Hitler, sobre todo tras la derrota de Stalingrado en diciembre de 1942, cuando el colapso del ejército alemán ya parecía inminente. Sus problemas de conciencia se reducían casi exclusivamente a la traición que cometían a sus juramentos militares, entre ellos el de su fidelidad al Führer.
Si hubiera prosperado el complot, su intención era negociar en plan de igualdad con los aliados, pidiendo el restablecimiento de las fronteras nacionales de 1914, con Lorena y Alsacia, la anexión de Austria y del País de los Sudetes e incluso la recuperación del Tirol meridional. Para el problema judío tenían una “solución permanente”, un Estado independiente en una zona colonial, en Canadá o Sudamérica, según se expone en los memorandos de Carl Goerdeler, el líder civil de la conspiración, citados por Hanna Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén.
Los alemanes ya tenían su película sobre von Stauffenberg, un producción de televisión dirigida por Jo Baier (Stauffenberg, 2004), aunque los títulos que abonaron la leyenda de una Wehrmacht desligada de los crímenes de Hitler se remontan a mediados de los años 50 del siglo pasado, coincidiendo con el ingresó de la República Federal de Alemania en la OTAN. La primera fue Almirante Canaris (1954), del antiguo director nazi Alfred Weidenmann, y la segunda Sucedió el 20 de julio (1955), dirigida por Pabst. En ambas los conjurados ya eran glorificados como heroicos patriotas.
Hasta los años 70 y 80, con Syberberg, Schlöndorf, Fassbinder y Reitz, el cine alemán no inició un auténtico examen de su pasado nazi, pero fue una modesta película de Michael Verhoeven, La rosa blanca (1982), la que con mayor veracidad reflejó la fragilidad y el aislamiento de la exigua oposición al Tercer Reich, mostrando la hostilidad de la población hacia unos estudiantes católicos de Munich que morirían decapitados en febrero de 1943 por repartir unas octavillas antinazis en las que calificaban a Hitler de “asesino de masas”.
El mismo Verhoeven dirigió años después, basándose en el libro autobiográfico de Anja Rosmus, La chica terrible (1990), una película menos convencional en la forma, deudora de Brecht, e igualmente honesta, donde una joven historiadora descubría cómo sus vecinos bávaros se habían fabricado un falso pasado antinazi al amparo de la nueva memoria de la posguerra. Shlomo Sand, en su gran libro El siglo XX en pantalla, ha destacado justamente el valor estas dos películas poco reconocidas.
Hanna Arendt reconoce que hubo individuos en todas las capas de la sociedad cuya capacidad de distinguir el bien del mal permaneció intacta, que se opusieron al régimen y jamás padecieron “crisis de conciencia”, aunque no se sabe cuántos fueron, ya que sus voces rara vez fueron oídas. En su citado libro sobre Eichmann previene ante la tentación de glorificar a los conspiradores del 20 de julio de 1944 trayendo a colación un fragmento de Diario de un desesperado de Friedrich P. Reck-Malleczewen, ejecutado en el campo de Dachau, que resume así:
“Habéis actuado un poquito tarde, caballeros. Vosotros fuisteis quienes hicisteis al archidestructor de Alemania, quienes le seguisteis, mientras todo parecía marchar sobre ruedas. Vosotros fuisteis ... quienes sin dudar prestasteis cuantos juramentos os pidieron y quedasteis reducidos al papel de despreciables aduladores de este criminal, sobre quien recae la responsabilidad de cientos de miles de seres humanos, de este criminal sobre quien gravitan las lamentaciones y las maldiciones del mundo entero. Ahora, le habéis traicionado... Ahora, que el fracaso ya no puede ocultarse, traicionáis la empresa en bancarrota, para tener una coartada que os proteja... Sois los mismos que traicionaron cuanto os impedía el acceso al poder”.
4 comentarios:
Solo una puntuialización. Cienciología no esta prohibida en Alemania como se alega en tu artículo. Es común pensar eso por lo que dicen los medios pero es simplemente una campaña de propaganda negra de un gobierno que todavia cuenta con bastantes nazis aunque bastante bien escondidos a los ojos de la sociedad.
Los tribunales alemanes han reconocido la autenticidad religiosa de Scientology en más de 40 casos. El 12 de diciembre del 2003, el Tribunal Administrativo de Apelación de Baden-Wuttemburg determinó que la Iglesia de Scientology de Stuttgart es una organización religiosa protegida por la Constitución Alemana. También el Tribunal Administrativo de Apelación no encontró ninguna evidencia que apoyase las alegaciones del gobierno sobre las actividades comerciales de Scientology. El tribunal sostuvo que “en base a una reciente investigación científica que se ocupó de los propósitos de la organización de Scientology, no hay indicaciones tangibles que apoyen la alegación de que las enseñanzas de L. Ronald Hubbard, Fundador de Scientology sean usadas como simple fachada de una actividad comercial”.
Igualmente, en noviembre de 1997, el Tribunal Supremo Administrativo Federal de Alemania, había dictado una sentencia histórica, donde falló que los servicios de Scientology son de naturaleza espiritual y no tienen una base comercial. El caso se ocupaba sobre el intento del ayuntamiento de Baden-Wurttemberg de expulsar del registro de asociaciones a la Misión de Scientology alegando que no era una actividad religiosa, ya que violaba sus estatutos, y que
estaba involucrada en actividades comerciales. Finalmente el gobierno retiró el caso y el tribunal le ordenó pagar las costas causadas a la Iglesia de Scientology.
También en octubre del 2002, en una sentencia que sentó un precedente y que el gobierno decidió no apelar, el Tribunal de Impuestos Federal de Alemania, falló que dos Iglesias de Scientology con base en Los Ángeles, estaban exentas de impuestos en Alemania. La sentencia consideraba que estas dos entidades estaban acogidas al Tratado de Impuestos sobre el Ingreso de 1989 entre los Estados Unidos y Alemania; y así el tribunal anuló la decisión de la Hacienda Federal Alemana que desestimaba la solicitud de exención de impuestos presentada en 1996 por las dos iglesias de Scientology.
Posteriormente a la sentencia del Tribunal de Impuestos, en enero del 2003, la Oficina Federal de Finanzas de Alemania: 1) Publicó unas cartas otorgando la exención de impuestos a Scientology Misión Internacional (SMI) con relación a los pagos de licencias a SMI por parte de tres misiones de Karlsruhe, Ulm, Wiesbaden y Göppingen; y 2) Publicó unas cartas de exención de impuestos a la Church of Scientology Internacional (CSI), la Iglesia Madre de la religión
de Scientology, con respecto a los pagos de licencias que ésta recibe por parte de la iglesias de Scientology en Alemania.
El 23 de Marzo del 2004, la Iglesia de Scientology de Dusseldorf fue inscrita oficialmente como una “asociación idealista” por el Tribunal de Distrito de Dusseldorf.
En junio del 2004, el Tribunal Administrativo de Apelación del estado de Hamburgo, falló que las acciones del gobierno de Hamburgo que discriminaban a un Scientologist violaban su derecho a la libertad religiosa, protegido por el artículo 4 de la Constitución Alemana.
Esta sentencia representa una afirmación clara de los derechos religiosos de los miembros de la Iglesia de Scientology: “Así, se estableció que la demandante no solamente profesa para ella misma una creencia personal, individual, religiosa o filosófica, sino que lo comparte en comunidad con otros y por tanto es merecedora de la protección del articulo 4 (libertad de religión o creencia) de la Constitución”.
Para más informacion sobre el estatus jurídico de Cienciología visita:
http://cienciologiareconocida.blogspot.com
Gracias
EL TRIBUNAL EUROPEO RECONOCE CIENCIOLOGIA COMO RELIGION Y NO COMO SECTA.
La Iglesia de Cienciología de Moscú obtiene una sentencia histórica del Tribunal Europeo de Derechos Humanos
El más Alto Tribunal Europeo confirma la religiosidad auténtica de la religión de Cienciología (ver sentencia)
Para ver un video de los informativos TeleMundo sobre Cienciología
Estrasburgo. 5 de abril 2007.
Hoy, en una decisión unánime e histórica, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (Sección Primera) ha fallado en favor de la libertad religiosa de los cienciólogos a lo largo de los 46 países que forman parte del Consejo de Europa, en una decisión que sienta un precedente que protegerá los derechos de personas de todos los credos.
El Tribunal Europeo revocó la negativa del Gobierno de Moscú a reinscribir la Iglesia de Cienciología en Rusia como una organización religiosa.
El Tribunal Europeo se refirió a su “ya establecida jurisprudencia, al efecto de que, tal y como cubre el Articulo 9 (libertad de pensamiento, conciencia y religión), es uno de los fundamentos de una ‘sociedad democrática’ en el contexto de la Convención. Éste es, en su dimensión religiosa, uno de los elementos más vitales de los que construyen la identidad de los creyentes y su concepto de la vida, pero también es un bien valioso para los ateos, agnósticos, escépticos y los indiferentes. El pluralismo inseparable de una sociedad democrática, que ha sido ganado tan encarecidamente a través de los siglos, depende de ello”.
El Tribunal continuó diciendo que: “a la luz de los principios generales desarrollados arriba, la capacidad de establecer una entidad jurídica para actuar colectivamente en un campo de interés mutuo, es uno de los aspectos más importantes de la libertad de asociación, sin el cual, este derecho estaría carente de cualquier significado. El Tribunal ha expresado la visión de que la negación por parte de las autoridades nacionales a otorgar estatus de entidad-jurídica a una asociación de individuos, puede convertirse en una intromisión en el ejercicio del derecho de asociación de los solicitantes. Donde se trata de la organización de una comunidad religiosa, una negativa a reconocerla también constituye una intromisión en el derecho del solicitante a la libertad de religión del Artículo 9 de la Convención. El derecho de libertad de religión del creyente engloba la expectativa de que se permitirá que la comunidad funcione de manera pacífica, libre de cualquier intervención arbitraria del Estado”.
El Tribunal Europeo también subrayó que “en vista de los hechos encontrados por el Tribunal, las razones invocadas por el Departamento de Justicia de Moscú y apoyadas por los tribunales de Moscú para denegar la reinscripción de la rama solicitante, no tuvieron ninguna base jurídica, por lo que se puede inferir que, al denegar la inscripción a la Iglesia de Cienciología de Moscú, las autoridades moscovitas no actuaron de buena fe y faltaron a sus deberes de neutralidad e imparcialidad respecto a la comunidad religiosa solicitante. A la luz de lo expuesto, el Tribunal considera que la intromisión en el derecho del demandante a la libertad de religión y asociación, no estaba justificada. Por lo tanto, ha habido una violación del Artículo 11 de la Convención en vista del Artículo 9”.
Elena Saycheva, portavoz de la Iglesia de Cienciología de Moscú elogió la decisión del Tribunal Europeo diciendo que: “Esta decisión no solo confirma los derechos de las iglesias de Cienciología, sino que también sienta un precedente importante para proteger los derechos de otras comunidades religiosas en toda Europa”.
En el caso de la Iglesia de Cienciología de Moscú contra Rusia (Solicitud nº18147/02), la Iglesia de Cienciología de la ciudad de Moscú (la Iglesia) presentó una demanda en relación a la negativa por parte del Departamento de Justicia del Gobierno de esta ciudad a reinscribir la Iglesia como Organización Religiosa. La Iglesia de Cienciología de Moscú fue inscrita por primera vez como organización religiosa en 1994. Tras un cambio de la ley, la Iglesia solicitó que se le reinscribiera. La Iglesia denunció que la negativa por parte de las autoridades rusas a reinscribirla como una organización religiosa violaba derechos fundamentales garantizados por la Convención Europea de Derechos Humanos.
En la decisión de hoy, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha confirmado por unanimidad que la Federación Rusa ha violado los Derechos de la Iglesia que forman parte de la Convención Europea de Derechos Humanos, específicamente el Artículo 11 (libertad de reunión y asociación) de la Convención Europea de Derechos Humanos vistos a la luz de del Artículo 9 (libertad de pensamiento, conciencia y religión).
Esta resolución garantiza la protección de las Iglesias de Cienciología no solo en Rusia, sino también en los 46 estados miembro bajo la jurisdicción del Consejo de Europa, subrayando la obligación de los estados de proteger el derecho a la libertad de religión en los más amplios términos de neutralidad e imparcialidad.
Pablo Fluxá, portavoz de la Iglesia, señaló que: “En España, contando iglesias, misiones y grupos activos que impulsan las campañas religiosas y sociales de Cienciología, se ha pasado de 11 en el 2004 a más de 30 a finales del 2006. En el último año se han abierto más de 1500 centros, misiones e iglesias de Cienciología en todo el mundo, incluyendo grandes iglesias centrales como las de Londres y Berlin. Con nuevos grupos abiertos este año en Afganistán, Nigeria y Bahrain, la presencia internacional de Cienciología cuenta con más de 7,500 centros, misiones e iglesias en 163 naciones y más de 10 millones de miembros. La Federación Rusa cuenta con más de 40 iglesias y misiones desde San Petersburgo hasta Vladivostok, más de 200.000 miembros y más de 100 grupos de ayuda social solo en Rusia. En el ámbito del Consejo de Europa, la religión de Cienciología cuenta aproximadamente con 2´5 millones de miembros”.
La religión de Cienciología fue fundada en los Estados Unidos en 1954. Cienciología ofrece un sendero preciso que lleva a una mayor apreciación no solo sobre la naturaleza espiritual de uno mismo sino también su relación con la familia, los grupos, la humanidad, todas las formas de vida, el universo material, el espiritual, y de Dios.
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Para más información sobre Cienciología, visita http://www.scientology.es/ o http://www.scientology.org/
Gracias por sus puntualizaciones.
Efectivamente, en Alemania Scientology no está prohibida (paso a corregirlo), pero no se le ha otorgado el estatus de comunidad religiosa que propugnan sus seguidores y a duras penas se la tolera bajo la denominación de 'organización', según se informa en la siguiente fuente: http://www.dw-world.de/dw/article/0,2144,2731559,00.html
A los interesados en el tema, les remito asímismo a la reciente publicación de una investigación sobre las actividades de la organización, titulada El libro negro de la Cienciología, de la experta Ursula Caberta, y del informe oficial de inteligencia de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, consultando:http://www.eltiempo.com/internacional/europa/noticias/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR-3686583.html
Con la Cienciología hemos topado...
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